A lo largo de este semestre, la asignatura que nos permitió explorar la maquetación de un libro visual compuesto por imágenes generadas a partir de inteligencia artificial ha sido una experiencia profundamente enriquecedora tanto en el aspecto técnico como creativo. Esta combinación de arte y tecnología no solo desafió nuestras habilidades, sino que también expandió nuestra visión sobre lo que es posible en el mundo del diseño contemporáneo. Uno de los aspectos más destacados de esta experiencia ha sido el modelo de trabajo que seguimos para llevar el proyecto a cabo. Desde los primeros pasos, donde nos familiarizamos con las herramientas de inteligencia artificial, hasta la fase final de maquetación y diseño del libro, el enfoque estructurado fue fundamental para el éxito del proyecto. Este método, que combinó momentos de experimentación individual con sesiones de trabajo colaborativo, resultó ser altamente efectivo para mantenernos enfocados y creativos a lo largo del proceso. Trabajar con inteligencia artificial para generar las imágenes necesarias fue una experiencia fascinante, pero también un desafío inesperado. Si bien estas herramientas son increíblemente poderosas y ofrecen posibilidades visuales casi ilimitadas, descubrí que alcanzar los resultados específicos que tenía en mente no siempre era sencillo. A menudo, era necesario experimentar con distintas plataformas y aplicaciones, cada una con sus propias fortalezas y limitaciones. Esto me permitió conocer herramientas variadas y desarrollar una mayor adaptabilidad, pero también requirió paciencia y dedicación para encontrar las imágenes que se alinearan con mi visión. Un desafío particular fue comunicar con precisión lo que buscaba. Las herramientas de inteligencia artificial requieren instrucciones muy claras y específicas, pero incluso con una planificación cuidadosa, los resultados no siempre eran lo que esperaba. Este proceso de iteración constante, de ajustar las indicaciones y probar diferentes enfoques, fue un recordatorio de que la tecnología puede ser una aliada poderosa, pero sigue dependiendo de nuestra dirección creativa. El trabajo en equipo fue especialmente satisfactorio. Compartir ideas, revisar los avances de nuestros compañeros y ofrecer retroalimentación mutua no solo enriqueció nuestras propias propuestas, sino que también generó un ambiente de apoyo y aprendizaje continuo. La oportunidad de visualizar los trabajos de los demás fue profundamente inspiradora; cada persona aportó un enfoque único, y esa diversidad de estilos y narrativas contribuyó a ampliar nuestra perspectiva sobre las posibilidades del proyecto. Además, los debates creativos y las sesiones de intercambio de ideas fomentaron un sentido de comunidad que hizo que el proceso fuera aún más significativo. Otro aspecto que me motivó durante este proceso fue la inspiración que encontramos en proyectos realizados por estudiantes de años anteriores. Analizar sus trabajos no solo nos permitió aprender de sus logros y desafíos, sino que también nos ayudó a elevar nuestras propias metas. Fue fascinante ver cómo los mismos fundamentos podían dar lugar a obras completamente diferentes, reflejando tanto la evolución tecnológica como las inquietudes artísticas de cada generación. Esta conexión con el pasado nos dio un sentido de continuidad, pero también el deseo de innovar y dejar nuestra propia huella en el proyecto. El resultado final fue el reflejo de un esfuerzo colectivo y personal, donde cada detalle –desde la selección de las imágenes hasta la disposición de los elementos en cada página– fue cuidadosamente pensado para contar una historia coherente y atractiva. Ver cómo el libro cobraba vida al integrar nuestras ideas, habilidades y aprendizajes fue un momento de orgullo y satisfacción. En lo personal, estoy muy satisfecha con el trabajo final, aunque debo admitir que el proceso no estuvo exento de dificultades. Intenté explorar numerosos temas al inicio, pero los resultados no siempre eran satisfactorios, lo cual en ocasiones resultó frustrante. Sin embargo, persistir y seguir experimentando me permitió finalmente encontrar un tema que realmente me interesaba y con el que disfruté trabajar. Este descubrimiento fue un punto de inflexión, ya que al conectar emocionalmente con el proyecto, pude dedicarme con más pasión y enfoque, lo que se reflejó en el resultado final. En conclusión, esta asignatura no solo me enseñó técnicas de maquetación y diseño, sino que también me inspiró a explorar nuevas formas de creatividad y colaboración. La inteligencia artificial, lejos de ser una amenaza, se presentó como una herramienta poderosa para amplificar nuestras ideas y transformar nuestra manera de contar historias. Aunque el camino tuvo sus momentos de frustración, me enorgullece haber superado esos desafíos para crear algo que verdaderamente me representa como diseñadora. Este proyecto es un recordatorio de que el futuro del diseño es un diálogo constante entre la imaginación humana, las posibilidades tecnológicas y la perseverancia personal.